Fernando Hervás

Fernando Hervás

DE TEMPLO CARECEREM FIERI. Fernando Hervás.

De Templo Carcerem Fieri es un encuentro y un estudio con y sobre la violencia de género. Es un proceso de exploración en el que me adentro intentando comprender y visibilizar el problema, desde la intimidad de las escenas hasta el reflejo de esta violencia en la sociedad, en la policía, en los juzgados, en los familiares y vecinos, en la iglesia.

En este proceso estoy trabajando con mujeres reales, accediendo a sus historias mientras trato de ser consciente del poder calmante de la comunicación desde el respeto, el amor y la ausencia de juicio. Hay un cambio que se ha producido en las mujeres que me están ayudando y hay un cambio que se produce en mí que me obliga a tomar posición, a revisar mi masculinidad y a ser consciente del valor de mis herramientas como artista y como hombre.

El abanico de casos con el que he trabajado es amplio: mujeres abusadas en la infancia, mujeres adultas víctimas de violencia física y psicológica y mujeres mayores víctimas de violencia estructural que en muchos casos es menos visible pero igualmente dañina y contagiosa.

Mi experiencia con niñas y niños en riesgo de exclusión y en el mundo de la prostitución, me ha dado una visión muy alejada del planteamiento y la instrumentalización política que actualmente se hace del tema, aportándome conocimiento y por supuesto sinceridad.

En mi ideal las obras llevarán al espectador a tomar conciencia y estar dentro del conflicto. El asunto les pertenece. Las escenas planteadas resuenan en todos nosotros porque son hechos, están en nuestra intimidad, la violencia de género y sus procesos nos es común a todos y todas, porque de alguna manera todos estamos cerca de ella, si no inmersos en ella. A este mundo íntimo y cotidiano pertenecen las historias de los cuadros, las esculturas y la poesía de esta colección.

                                                  Acaricié la escama salada de mi ojo

la lágrima seca y mía

el temblor de mi mano muda

el oscuro calor de mi costado.

Bajó el silencio por mi garganta

como una serpiente entrando en una cuna

creciendo y ahogándome

llenando mi silencio con los trozos de mi boca.

Sólo un hilo de luz bajo la puerta

brillante como mi primer grito

como el filo de un cuchillo.

Solo un hilo de luz bajo la puerta

como una lápida mal cerrada.