William y Alberto son un dúo artístico multidisciplinar queer que usa tecnología para crear experiencias sensoriales inmersivas. Centrándose en el sonido y tacto, ofrecen experiencias físicas para explorar cómo percibimos y nos relacionamos con nuestro entorno desde una mirada ecológica queer, donde las representaciones de la naturaleza no se centran en el ser humano. Es esencial que la obra sea accesible para todes, vivamos o no con discapacidad.
Alberto, artista sonoro y compositor, investiga cómo las personas perciben y se relacionan con el sonido (principalmente ruido y sonidos no musicales) y cómo clasifican las personas su entorno sonoro (música/voz/ruido…). Alberto construye paisajes sonoros y espacios de escucha a través de la danza contemporánea, las instalaciones y el arte generativo. Sus experiencias sonoras invitan a la audiencia a escuchar y apreciar los sonidos de formas innovadoras para expandir nuestra comprensión y relación con los sonidos. Alberto ha colaborado con artistas como Igor+Moreno, Lola Maury, Eva Recacha, Charlotte Spencer, Simone Mousset, Jesus Rubio Gamo y Hetain Patel entre otros.
William es un artista 3D multidisciplinario e investigador que utiliza el arte como una herramienta para permitir puntos de vista menos antropocentristas. Trabaja internacionalmente con colaboradores creativos en museos, moda, bellas artes y diseño, incluidos Marguerite Humaeu, Ewa Axelrad, United Visual Artists, Anja Kirschner, Sebastian Koseda, Simone Faurschou, Josh Spindler, Räthel & Wolf, Completedworks, Stefan Djokic, DeepMind, PNSO , Wellcome Collection, Twitter, Galería Saatchi, Central Saint Martins.
Nuestra última obra, Paso (2022), es una experiencia sonora espacial que celebra el puente de tierra que conectaba la isla de Gran Bretaña con la Europa continental hasta que fue destruida por una mega inundación producida por el cambio climático hace 450.000 años. Este puente permitió que por primera vez animales terrestres habitarán la isla, incluidas varias especies del género homo precedentes al Homo Sapiens. Los visitantes se quitan los zapatos, se ponen unos auriculares con un sensor que los localiza en el espacio y exploran un suelo táctil de 5×8 metros, un paisaje de fibra de coco iluminado a la altura del suelo con luces de color e intensidad fluctuante. La composición sonora y distintas zonas de temperatura del suelo están distribuidas por el espacio, ofreciendo una mirada a la vida e historia del puente y los animales que lo habitaron y transitaron. Paso celebra la libertad de movimiento creando un espacio para pensar en la migración desde una perspectiva menos centrada en la experiencia humana. La obra busca ser un espacio accesible y para ello está diseñada para invidentes y videntes de igual manera y con la posibilidad de acomodar otras necesidades especiales.
‘Fascinante, cautivador, una manera realmente sensual de explorar la historia’ , ‘Parecían unas vacaciones de mi vida cotidiana’ , ‘Paso me ha transportado a un tiempo diferente. Un tiempo muy lejano y desconocido, y aún así, muy conectado con mi instinto… Me ha hecho reflexionar sobre cuántas cosas se destruyen y olvidan, pero siguen viviendo dentro de nosotros’ , ‘Sentía que estaba en un lugar abstracto, como si me hubieran transportado a un mundo diferente de estímulos visuales y táctiles surrealistas’.